El
cristianismo es una
religión monoteísta de orígenes
semíticos que se basa en el reconocimiento de
Jesús de Nazaret como su fundador y figura central. Sus seguidores creen que Jesús es el hijo de
Dios, así como el
Mesías (o
Cristo)
profetizado en el
Antiguo Testamento, que murió para la
redención de los
pecados del género humano, y que
resucitó tres días después de su muerte.
Dentro de sus textos y escritos sagrados, comparte con el judaísmo el
Tanaj, el cual constituye, junto con la
Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj en su forma actual), la base y la fuente para el
Antiguo Testamento de las diferentes
Biblias. Por este motivo es considerada una
religión abrahámica junto con el
Judaísmo y con el
Islam.
Sus inicios datan de la primera mitad del
Siglo I de la
Era Cristiana. (Ya desde el siglo XX, algunos estudiosos no toman como fecha incontrovertible el año 33 d.C. para la muerte de
Jesucristo. Sugieren que hay un desfase de 4 a 8 años entre el inicio del cómputo de la Era cristiana y la fecha precisa del nacimiento de
Jesús de Nazaret, llamado
Cristo.
[1] Y en adición a esto, no hay clara certeza ni consenso entre estos autores de que éste haya muerto a la edad de 33 años, tal como algunos textos bíblicos parecen mostrar. Confróntese al respecto
Jn 2:20,
Jn 8:57 y
Lc 3:23)
[2] En sus primeras décadas, el cristianismo era considerado como una doctrina
sectaria más entre las tradiciones
judías e
israelitas, al igual que otros cuerpos de ideas y creencias de esa parte del mundo.
[3] Desde que el cristianismo se convirtió en la religión oficial del
Imperio romano en el
siglo IV, ha influido de manera significativa en la
cultura occidental y en muchas otras. Según un estudio que lleva como fecha el año 2005, habría más de 2.100 millones de cristianos,
[4] o cerca de un tercio de la población mundial, siendo la religión con más seguidores del mundo.
La palabra "cristianismo" proviene del
griego χριστιανός,
christianós,
cristiano, la cual a su vez proviene del nombre propio
Χριστός,
Christós,
Cristo, traducción del
hebreo "
Mesías" que significa "Ungido". El origen del término se indica en el libro de
Hechos de los Apóstoles:
«Después de esto, Bernabé fue a Tarso a buscar a Saulo, y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Allí estuvieron con la iglesia un año entero, enseñando a mucha gente. Fue en Antioquía donde por primera vez se les dio a los discípulos el nombre de cristianos» Hechos 11:25-26.
Creencias
El criterio generador para basar las creencias se encuentra en la Iglesia, la cual comenzó cuando Jesucristo fundó el cristianismo con la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, ungiendo a los apóstoles a los 50 días de haber ascendido a reinar desde la derecha de Dios Padre. Los escritos sagrados, entre los que destaca la
Biblia, siendo la principal fuente
doctrinal válida de muchas denominaciones, en particular las de corriente
protestante.
Otra fuente doctrinal importante son la
Tradición apostólica (especialmente para la
Iglesia católica y la
Iglesia ortodoxa), los
concilios y los
credos, aunque no poseen necesariamente la unicidad de criterios para su aceptación, ya que pueden ser asumidos total o parcialmente, o rechazados totalmente, dependiendo de la denominación. Algunas tradiciones cristianas, tales como los
bautistas y las
Iglesias de Cristo, aceptan estas creencias, pero no el credo mismo, debido a que los credos son considerados en estos grupos como no pertenecientes a las escrituras. Todo lo anterior sucede también con otros escritos aunque no poseen tanta aceptación como la Biblia. Sin embargo el catolicismo argumenta que fue gracias a su Tradición apostólica que tuvo los criterios para seleccionar los documentos válidos que constituyen el
Nuevo Testamento y denominar los
apócrifos , durante el año 397 en el
concilio de Cartago. Además la
imprenta solo se inventó en el siglo XV en Alemania, por tanto los creyentes no contaban con la biblia para sustentar su doctrina; había muy pocas biblias pues eran escritas manualmente por los monjes durante jornadas de varios años y eran demasiado costosas. Es decir que antes que los cristianos pudieran apoyarse en el Nuevo Testamento, tenían que hacerlo en la Tradición de la Iglesia.
Ya desde los primeros tiempos de difusión de las enseñanzas de Cristo y de las diferentes escuelas que formaron los discípulos suyos al final de su vida y su ministerios históricos, biográficos y humanos,
[6] surgieron diferencias muy significativas respecto del papel e importancia de Cristo, de su misión redentora, de su naturaleza, y de su glorificación, y de muy numerosas cuestiones doctrinales referentes a su predicación y enseñanzas, la selección de textos que pudieron haberlas descrito de forma más correcta —el
Nuevo Testamento, los llamados Logia (dichos o palabras) de Jesús, o bien, los evangelios y escritos
gnósticos y
apócrifos—, y la interpretación —textual o contextual— de los cuerpos de textos sagrados.
De hecho, de los doce que, según el testimonio de dos de los llamados Evangelios canónicos, habrían sido investidos como apóstoles de forma original, sólo cinco de ellos dejaron documentos que fueron admitidos en el Canon del Nuevo Testamento, el resto de los doce —incluyendo a Judas Iscariote—, y algunos de los cinco ya antes mencionados, pasaron a la historia como autores de documentos gnósticos, que, al paso de los siglos, dejaron de ser vistos como textos sagrados, llegando a ser tenidos por apócrifos.
Debe tenerse en cuenta que el nombre de
cristianos ha sido compartido a través de los siglos, y no siempre de formas muy armónicas, por grupos numerosos de creyentes, cada cual, a su vez llegó a desconocer como
cristianos a grupos con
posturas dogmáticas concretas distintas de las propias. Dicho de otra forma, cristianos es el nombre común de grupos tan distintos entre sí como los
católicos,
marcionitas,
arrianos,
nestorianos,
coptos,
jacobitas,
ortodoxos,
cátaros o albigenses,
anglicanos,
protestantes,
veterocatólicos y otros tipos de grupos que reflejan posturas dogmáticas concretas más disímiles.
La Iglesia católica adoptó ese nombre luego que los discípulos liderados por Pedro siguieron las instrucciones de Jesús cuando resucitó: "Vayan y lleven las buenas nuevas a todas las naciones", es decir: "catolisis" según como se narró en griego en los evangelios. O sea que '
católico' es un adjetivo que corresponde al sustantivo 'cristianos'. Se les acostumbró así llamar católicos por su trabajo evangelizador en viajes misioneros de nación en nación.
Los protestantes aparecieron con los reformistas quince siglos después y en los últimos tiempos se han denominado más como 'cristianos'. A través de los siglos, todos estos distintos grupos confesionales, o al menos doctrinales, reivindican a
Cristo como su
Maestro,
Líder,
Rey,
Señor o
Dios, y algunos, así mismo, como su
Redentor o
Salvador, acogiendo con gusto y todas sus enseñanzas —o cuerpos doctrinales que en su nombre les fueron entregadas—, y dando testimonio de estos hechos de múltiples maneras, que incluyen el dejarse privar de la existencia antes que renegar de su adhesión a él, o bien, de los valores, ideas o creencias de alguna u otra forma vinculadas a él.
Aunque existen enormes diferencias en las creencias entre unos cristianos y otros, la mayoría de las cuales basadas en diferentes interpretaciones de los mensajes bíblicos, aun así es posible plantear afirmaciones generales que describen las doctrinas de una gran mayoría, entre las que destacan: la pasión, muerte y resurrección de Cristo,
- Jesucristo es el Mesías (o Cristo) descrito en el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Las corrientes principales del cristianismo aseguran que es completamente Dios (o divino) y completamente humano.
- La "Resurrección General", en la cual las personas que han muerto junto con los que se encontraren vivos para ese momento se levantarán de la muerte al final del tiempo, para ser juzgadas por Jesucristo.
No todos los cristianos han aceptado completamente estos estatutos de fe. De hecho, la mayor parte de los credos apuntan a diferenciar ciertas creencias de otros cristianos primitivos, los cuales son tomados usualmente como
heréticos, ya que representan una divergencia consciente de la corriente principal del cristianismo. La mayoría de las disputas se centran en la divinidad de Jesús, la Trinidad, o ambos. Ejemplos de esto incluyen a los grupos
ebionitas, los cuales niegan la divinidad de Jesús; los
no trinitarios o
unitarios, que rechazan el dogma de la Trinidad; los grupos
docetistas, que niegan que Cristo haya sido humano; o los
arrianos, quienes consideran que el
Hijo de Dios es una criatura creada por Dios, pero no Dios mismo, entre otros.
Escrituras
Existe dentro del cristianismo una agrupación de libros en lo que se conoce como Biblia, que contiene texto sagrado para su consideración y obediencia. Las distintas denominaciones cristianas varían en cuanto a la forma de traducción e interpretación de dichas escrituras.
Textos
Virtualmente todas las iglesias cristianas aceptan la autoridad de la
Biblia, lo cual incluye el
Antiguo Testamento y el
Nuevo Testamento, si bien el
canon bíblico, o libros que se incluyen, difieren entre las diferentes denominaciones, como es el caso del Antiguo Testamento.
Las distintas
iglesias cristianas ortodoxas, así como distintas iglesias orientales de dogma
nestoriano y
eutiquiano, y la
iglesia católica latina occidental, incluyen en sus
Biblias otros libros llamados los
deuterocanónicos, que las comunidades cristianas primitivas habían recibido en la
Biblia Septuaginta, bastante más extensa que el
Tanaj judío hebreo-arameo, de las comunidades israelitas de
habla griega de todo el Mundo Clásico.
Debido a la ignorancia de algunos de los padres de la iglesia de esta transferencia cultural, la iglesia occidental mantuvo una postura bastante reservada hacia estos escritos, los deuterocanónicos, durante algunos Siglos (Siglos III al V). Pero ratificó su pertenencia al canon de la Biblia en los Concilios II de Roma (382), III de Hipona (393), III de Cartago (397) y IV de Cartago (419).
Durante la
Reforma protestante del
Siglo XVI,
Lutero decidió que no eran inspirados, y retomó el
Tanaj como su fundamento para el canon del
Antiguo Testamento. En medio del debate suscitado, la iglesia occidental ratificó la decisión de recibirlos como parte del canon durante los trabajos del Concilio de Trento (1546).
Las distintas iglesias cristianas ortodoxas, nestorianas de Oriente y eutiquianas de África, reivindican posturas bastante más eclécticas; pues asumen posturas de padres de la iglesia junto a las decisiones conciliares tempranas de la iglesia latina occidental. A causa de lo cual, el canon de sus Biblias es bastante más amplio que el canon de la iglesia latina occidental, e incluye el Salmo 151, la Oración de Manasés, el Libro III de Esdras y el Libro III de los Macabeos. (Además de éstos, el Libro IV de Esdras y el Libro IV de los Macabeos figuran, así mismo, en muchas importantes versiones y ediciones de la Biblia.)
Cada grupo cristiano suele llamar
apócrifos a todos los escritos no incluidos en su versión del canon, si bien las diferentes confesiones dentro del cristianismo coinciden en el uso de este término para hacer referencia a los textos excluidos del canon de las Biblias cristianas ortodoxas. Solamente la iglesia latina, y algunos protestantes respetuosos, llaman
deuterocanónicos a los libros católicos ausentes de las Biblias protestantes. Las iglesias de Oriente rechazan de manera terminante el uso occidental de distinguir los libros propios del canon amplio, de los
protocanónicos comunes a todos los cristianos.
Algunos grupos cristianos también han generado escrituras adicionales y son consideradas como escritura "inspirada". Ejemplos muy conocidos incluyen los escritos de
Ellen G. White, teóloga y doctora de la
Iglesia Adventista del Séptimo Día; el
Libro de Mormón, adscrito a Jesucristo como otro Testamento,
Doctrina y Convenios, y
La Perla de Gran Precio, empleados por la
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; o las escrituras de
Mary Baker Eddy, teórica y fundadora de la
Ciencia Cristiana.
Otros, como los
Testigos de Jehová, han producido sus
propias traducciones de la Biblia en los que se asegura que son la única traducción totalmente confiable. Esta elevación de otras escrituras al mismo nivel de las escrituras aceptadas es la mayor causa de disputas entre estos grupos y las principales corrientes cristianas. Se podría esperar que los
luteranos y los
calvinistas considerasen las interpretaciones de Lutero y Calvino respectivamente con similar reverencia, pero no es así; de hecho la mayoría de los
teólogos católicos y protestantes están de acuerdo que no son de ninguna forma "inspirados".
El grado de sacralidad de los textos bíblicos varía entre las distintas denominaciones. En el catolicismo y la iglesia ortodoxa, el texto suele ser considerado
per se digno de algún grado de culto, y es llevado en procesión y colocado en altares o lugares dignificados. En el protestantismo, el texto carece de este tipo de valoración y sólo es tomado en cuenta, en forma independiente al libro físico, el contenido de las escrituras y su interpretación; sin embargo son denominados como 'fundamentalistas' debido a concentrarse y referirse a la biblia como si ésta fuera Dios mismo.